Nacido oficialmente en los 90, el 4 de agosto para mas precisión, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), el primero en su tipo en la Argentina de la democracia recuperada, transitó en lo interno crecimiento, debates, posicionamientos, separaciones, por no decir divisiones, entre Vía Campesina y el llamado ´Histórico´. Ahora, en el 2011, protagonizan un necesario reencuentro dirigido a la reunificación para responder mejor a los constantes ataques y creciente presión de los que van por sus tierras, los sojeros.
Mientras el Mocase-VC abría el juego, se vinculaba con el campesinado mundial y posicionaba la autonomía, el Histórico intentaba respetar acuerdos con el gobierno provincial y cultivaba un perfil mas institucional y centrado en los problemas locales. El tiempo y las circunstancias los re-unieron.
Roque Acuña, Mocase-VC y Guido Corvalán, presidente del Mocase "histórico" y otros delegados mantienen reuniones permanentes desde el 2006 por una iniciativa de Gerardo Zamora quien se presentó como una administración abierta y progresista dispuesta a dar respuesta al problema de la tierra, y que hoy, a cinco años de iniciado el proceso sólo parece derivar en la reintegración de las organizaciones campesinas.
"Años anteriores hemos sufrido un desentendimiento pero no una pelea. En este momento estamos juntos por una cuestión que nos aqueja a todos, la injusticia social hacia el campesinado, con muchos grupos armados", dice Roque Acuña.
Es deseable que la unificación de las dos organizaciones campesinas, una clara respuesta política, alcance para frenar la incesante invasión a los territorios, pero la pregunta que queda flotando es por el ariete (máquina de guerra antigua para derribar murallas) de la justicia que procesa a los campesinos como si se tratara de delincuentes comunes que buscan provecho propio y no luchadores sociales que defienden sus derechos.
Mientras el Mocase-VC abría el juego, se vinculaba con el campesinado mundial y posicionaba la autonomía, el Histórico intentaba respetar acuerdos con el gobierno provincial y cultivaba un perfil mas institucional y centrado en los problemas locales. El tiempo y las circunstancias los re-unieron.
Roque Acuña, Mocase-VC y Guido Corvalán, presidente del Mocase "histórico" y otros delegados mantienen reuniones permanentes desde el 2006 por una iniciativa de Gerardo Zamora quien se presentó como una administración abierta y progresista dispuesta a dar respuesta al problema de la tierra, y que hoy, a cinco años de iniciado el proceso sólo parece derivar en la reintegración de las organizaciones campesinas.
"Años anteriores hemos sufrido un desentendimiento pero no una pelea. En este momento estamos juntos por una cuestión que nos aqueja a todos, la injusticia social hacia el campesinado, con muchos grupos armados", dice Roque Acuña.
Nosotros hemos confiado en el espacio de diálogo que abrió el gobierno provincial con la Mesa de Tierras, nos hemos juntado con los cumpas tratando de que se trate de llegar, de ir de alguna manera resolviendo los problemas sin provocar ningun tipo de violencia en toda la provincia, pero ha estallado la situación últimanente cuando tenemos a nuestros niños amenazados por los grupos armados y todo lo demas
Hoy estamos en un proceso de integración con los compañeros, estamos tratando de ver en conjunto como resolvemos los problemas. Se han suscitado hechos muy preocupantes en los ultimos tiempos. En los últimos 15 dias amenazas, detenciones, carátulas de compañeros por asociacion ilícita y portación de armas de guerra.
Ante esta situacion las diferentes organizaciones sociales de la provincia consideramos que ha llegado el momento de visualizar cual es el objetivo principal que es la paz social. Ante esto en este momento estamos muy unidos lo que vemos es lo que decia Pocho hace un momento, acá hay un entretenimiento, nos tratan de entrener, que miremos hacia otro lado cuando en realidad lo que esta psando en el campo es tremendamente preocupante cuando ya van por nuestros niños o entran en la casa están yendo por todo".Es deseable que la unificación de las dos organizaciones campesinas, una clara respuesta política, alcance para frenar la incesante invasión a los territorios, pero la pregunta que queda flotando es por el ariete (máquina de guerra antigua para derribar murallas) de la justicia que procesa a los campesinos como si se tratara de delincuentes comunes que buscan provecho propio y no luchadores sociales que defienden sus derechos.
