Leyes


"Nuestra ley es la ley del agua, es la ley del sol, la ley del rayo. No admite reformas, no conoce decretos, no acepta constituciones ni políticas, porque nuestra ley que rige la vida permanece en el tiempo. Para que la armonía vuelva a nuestras vidas, es necesario que la ley creada por los hombres respete y acate la ley de origen, la ley natural, la ley de la vida, la suprema ley de los Mamos"
Los Mamos son los guías espirituales del pueblo kogui, habitantes de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia

miércoles, 24 de mayo de 2017

"Seguir siendo indígenas"

Es probable y deseable que la aparición del libro "Horizonte político del movimiento indígena en Argentina. Conversaciones con sus líderes" presentado por la abogada Silvina Ramírez sirva para la discusión y la reflexión no sólo entre las 36 parcialidades culturales o pueblos indígenas que habitan en el país, sino de estos con la sociedad.
Los problemas que padecen, su historia así como sus propuestas en el accidentado relacionamiento con el Estado están entre los temas combinados con historias de vida y pensamientos.
Se trata de entrevistas a 13 referentes de los pueblos mapuche, qom, mocoví, wichí, pilagá,  quilmes, diaguita calchaquí y kolla, que se articula desde la pregunta "¿existe un movimiento indígena en la Argentina?".
Todos de destacada actuación en sus territorios, muchos de ellos conocidos como los mapuche Jorge Nawuel, Nilo Cayuqueo, Relmu Ñamku o la referente a nivel continental de un colectivo de mujeres, Verónica Huilipan quien por su envergadura y conocimiento debería ser consultada en los programas de política de la Argentina.
Otro caso es el del qom Félix Díaz, único indígena que rompió lo que podríamos llamar "techo de cristal" o aislamiento histórico y racista y que logró reconocimientos adentro y afuera del país a fuerza de una prolongada protesta en la av de Mayo y la 9 de Julio.

La autora del libro, Ramírez, entre otros aportes a la causa indígena fue titular de la Asociación de Abogadas y Abogados de Derechos Indígenas (AADI) y presentó el libro en la sede del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) acompañada por el mapuche Nilo Cayuqueo, el periodista de Página 12 y La Vaca (entre otros medios) Darío Aranda y Alejandro Parrellada de IWGIA, una ong dinamarquesa de larga relación y apoyo a los pueblos indígenas.
Los que conocen o se han acercado al 'mundo indígena' tienen idea del universo que se abre en cuanto a historia, cultura, territorios, cosmovisión, persecuciones, racismo, despojos, el idioma, la identidad, futuro, Madre Tierra, aliados, etc, por lo que, claramente este libro es apenas un comienzo para la discusión. Por eso es destacable la definición de Cayuqueo durante la presentación en cuanto a la necesidad de que los pueblos y comunidades indígenas tengan una estrategia de "aliarnos con no indígenas porque solos no nos vamos a liberar" mientras Ramírez dijo que con todas las dificultades objetivas que tienen las comunidades ella pudo comprobar durante las entrevistas que se trata de referentes que están "dispuestos a seguir siendo indígenas". Sin dudas una magnífica y profunda definición política.

lunes, 3 de abril de 2017

Emilie Monnet contra el mito de "la princesa" Pocahontas

"Pocahontas era una niña de 12 años que tuvo existencia real. Ella no eligió a John Smith y nosotros creemos que fue su esclava sexual. Después fue secuestrada y murió en Inglaterra lejos de su familia. Pensando en su historia vemos que la violación de los cuerpos de las mujeres indígenas y la violación de la Madre Tierra es lo mismo. Es el individualismo el que lleva a pensar que se pueden explotar los cuerpos femeninos y a la tierra. La Malinche es una historia similar. Entonces el mito de la 'princesa Pocahontas' de Disney no existe. Para empezar entre nosotros no había reyes, reinas ni princesas, esa es una palabra colonialista de las monarquías europeas".
La que dijo esto es Emilie Monnet, anishnaabe (nación indígena en el actual Canadá), actriz, activista de los derechos de los pueblos y las mujeres indígenas: serena, clara, alta, de color de ojos del tiempo, centrada y dueña de una belleza que solamente transmite paz. En su tercera visita a la Argentina (si todo sale bien vuelve en noviembre de este 2017) presentó el 22 de marzo pasado en la Alianza Francesa el unipersonal "Okinum" que significa 'dique' , una búsqueda, literal y figurada, de sanación e identidad a través de los sueños vehículos de la memoria de los pueblos y de las herencias psíquicas. Ese viaje la llevó a su tatarabuela, Mani Pizandawatac, una mujer medicina que la ayudó a encontrar los caminos para curar un cáncer de garganta pero sobre todo a encarnar el alma originaria. 

lunes, 13 de marzo de 2017

Un valle escondido entre nubes y piedras muy cerca de Humahuaca

Ocumazo -Valle Escondido-, ubicado al Este de Humahuaca en un rincón de las imponentes serranías que quitan el poco aliento que puede uno tener a tres mil metros de altura, apenas empieza a abrirse a los visitantes.
A 18 km de lo que podríamos llamar el principio y fin de la más famosa Quebrada de la Argentina, declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad en el 2003, Ocumazo comparte con otras cinco localidades jujeñas la cualidad de recibir visitantes interesados en un tipo de turismo que implica sumergirse en las tranquilas vidas de sus pobladores originarios.
Se trata de Turismo Rural Comunitario, una modalidad que busca ser un puente intercultural en el que los bienes culturales y naturales sean preservados.
Es así que los habitantes que viven en paisajes fascinantes y mantienen rutinas económicas milenarias, cumplidas cada día de cada año por generaciones y generaciones abren sus casas para que los viajeros puedan adentrarse, lo mejor que puedan, en esos climas, olores y sabores.
Si tiene la suerte de que cuando ud está en la casa de Raúl Choquevilca llueva después de tres meses de sequía en ese valle alto, el ruido del aguacero sobre las chapas competirá con el del río Ocumazo creciendo en voz y volumen a pocos metros del dormitorio. Un sinnúmero de piedras y piedritas viajan en el agua barrosa que baja en torrente desde la montaña.
A esa altura, más de tres mil metros, los truenos suenan cerca. La noche ya cayó sobre Jujuy y la lluvia parsimoniosa quiere dar sosiego a los carnavaleadores que sin parar celebran la antigua fiesta de la tierra y sus frutos en este nuevo domingo de carnaval.
En realidad caímos al lugar en una fecha extremadamente especial: el carnaval que es algo sagrado, que se respeta por sobre todas las cosas."Es una fiesta de cierre, de celebración de la cosecha. Agradecemos a la Madre Tierra lo que nos dio en el ciclo que comienza en agosto. Para nosotros el mes de la Pachamama", dice Daniel Argamonte,  de la Red Puna integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena.
Con el aire sereno y la convicción de las montañas, Argamonte, recuerda al 'Coqueto', Ariel Méndez, que como buen pastor juntó a las comunidades de la quebrada y la puna y fue puntal en la construcción de una organización que pudiera articular proyectos comunes. El 'Coqueto' murió en un accidente el 1° de enero del 2014 pero su presencia perdura.
Más allá de muertes y resurrecciones, la propuesta de turismo rural comunitario avanza en cinco comunidades más: Finca Tumbaya; Hornaditas; Punta Corral; Valle Colorado y la Red Espejo de Sal. En todos esos lugares la propuesta es completa: comida, paisaje, personas en comunidad y lo que producen. Cosechas de frutos que son un saber antiguo, como los petroglifos y antigales. Igual que los senderos de piedra y silencio bajo un cielo azul y cercano. No se puede morir uno sin haber visto aunque sea una sola vez la quebrada y la puna.

martes, 3 de enero de 2017

Cuando la paciencia es política. Breve crónica del Pilcomayo


 Hace exactamente un año, el 3 de enero del 2016, publiqué la última entrada a este blog, claramente tengo que prestarle más atención y por eso arranco con estas imágenes del Pilcomayo, un río que cruza territorio indígena en el chaco salteño, un lugar extremadamente seco, caliente y áspero de día y extraordinario, por no decir glorioso, de noche. Seguro que no es mucho lo que puedo contar de este mítico lugar, uno de los últimos que quedan en estado masomenos natural en el país. Allí llegué a mediados de diciembre del 2016 invitada por Francisco Pérez, el Coordinador General de la Asociación Aborigen Lhaka Honhat.  Él quería que una periodista nacional viera con sus propios ojos (y los del fotográfo de Télam, Daniel Dabove) cómo se desarrollaba una asamblea de niyatl (cacique en el idioma de los wichí) en la que se iba a discutir una agenda acotada y precisa sobre la marcha de la titularización de 400 mil has para las comunidades que las habitan ancestralmente. La agenda con varios puntos es el reflejo de un proceso que se inició en 1984 y que tiene ahora como aspecto central las negociaciones con los criollos quienes -no todos- deben desplazarse con sus vacas y ganado, sus alambrados y   terminar con la tala de los árboles.



El encuentro se realizó en la comunidad San Luis, ubicada sobre un recodo del río Pilcomayo y a siete km de Santa Victoria Este, el poblado más importante en esta zona de frontera, triple (Paraguay y Bolivia) además del cruce de culturas e idiomas que se ven a simple vista.
Seguramente Don Fausto Moreno (de campera color naranja en la imagen a la derecha) vio los cambios de los últimos cien años ya que en su DNI dice que nació en 1913. Aunque cuenta con la ayuda de sus nietas para moverse su mirada es firme y parece disfrutar, serenamente, de la visita. Lamentablemente no hay tiempo para conversar con él ya que la asamblea está por comenzar y si bien los wichí son
pacientes y jamás están apurados tampoco es correcto hacer que esperen. Por eso, bajo la guía de Francisco Pérez (de camisa blanca con vivos verdes), volvemos al lugar donde se desarrollará el encuentro.

De esa reunión, que comenzó a las 11 de la mañana y se extendió hasta las 17 horas quisiera resaltar el tono del centenar de participantes: hablaban de a uno, se escuchaban y aunque no levantaban la voz -y muchísimo menos se insultaban o faltaban el respeto- sí se expresaban con firmeza, claridad y contundencia.
Había posiciones encontradas pero se avanzaba en la discusión. Buena parte de las quejas se la llevó las repetidas denuncias por la tala de los montes, la apertura de picadas y que pese a los acuerdos y a la orden de delimitar espacios, muchos 'chaqueños' -como se les dice a los criollos ahi- "siguen alambrando". "Hay un vecino que puso electricidad y electrocutó a unos chicos que querían pasar por un lugar que es nuestro" denunció un cacique.
El objetivo de todo esto es el título único para unas 71 comunidades que se distribuyen en las 400 mil hectáreas que todo el mundo sabe, les pertenece. Y así lo dispone un decreto del gobernador Urtubey firmado en el 2014 pero faltan los acuerdos, las mensuras y finalmente el tiulo.

El doctor en antropología de la Universidad de Oxford, John Palmer, profundo conocedor de esta milenaria cultura e integrante por casamiento de la mayoritaria comunidad wichí le dijo a esta cronista que la "tenacidad" de los wichí es lo que permitió que un reclamo por 400 mil has de tierras haya avanzado "pese a todas las trampas" con las que se encontraron en el camino. "Ellos no se alteran ante los obstáculos y son dueños de una paciencia imperturbable cuando buscan una solución".