Germán Canhué, ranquel, murió ayer en Olavarría participando de un congreso de arqueología, como se diría entre nosotros "con las botas puestas", en su ley ¿cuál ese esa ley? la del trabajo incansable, la que no reconoce dolores ni problemas personales. La que manda a los originarios de esta tierra a expresar, contar, enseñar lo tanto que tienen para decir en todos los escenarios posibles. Germán era eso, un maestro con el que se podía estar o no de acuerdo. Una persona a la que le gustaba pensar, que discutía , que se hacía escuchar sin levantar la voz, siempre dispuesto para la causa y la lucha. Fue un claro referente del movimiento indígena en la Argentina. Mi respeto para su memoria.
Y que su amor y sabiduría sigan creciendo...
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